AİDA CARTAGENA PORTALATİN
Una de las grandes mujeres de la historia literaria dominicana
A mis queridos amigos:
Odalis Guillermo Perez y Juan Freddy Armando reconocidos intelectuales dominicanos con quienes pase momentos de agradables discusiones sobre las letras y la historia dominicana en la Baticueva del hermano querido Eduardo Lantigua.
Pronto se cumple otro aniversario del nacimiento de uno de los seres más nobles y cultos nacidos en el territorio de la nación dominicana, nos referimos a la maestra, poeta, narradora, e historiadora que respondió al nombre de Aída Cartagena Portalatín.
Nació esta distinguida dama de la patria dominicana en Moca el 18 de junio de 1918 cuando apenas despuntaba el siglo XX en momentos en que el país estaba ocupado por fuerzas militares de los Estados Unidos de América. (1916-1924).
Estudio en la escuela primaria e hizo sus estudios secundarios en la ciudad que amaron sus ojos al despertar a la vida, Moca.
Mas tarde se decidió marchar hacia la capital de la república a estudiar en la Universidad de Santo Domingo donde se doctoró en Humanidades.
Luego se trasladó a la ciudad de Paris donde hizo estudios de postgrado en Historia, Museografía, y Teoría de las Artes Plásticas en la Universidad de La Sorbona.
Sus constante viajes de investigaciones tanto a Europa como al continente africano, al igual que a América Latina, la ayudaron a enriquecer grandemente sus conocimientos principalmente en el campo de la historia del arte.
Durante muchos años se desempeñó como profesora de Historia de la Civilización en la Universidad de Santo Domingo, antes y despues de ser autónoma, también rindió la misma labor en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Fue la Directora de los cuadernos literarios Brigadas Dominicanas y de la revista de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Su sapiencia era reconocida a nivel mundial; en 1965 trabajό como Consejera Cultural de la UNESCO en Paris y en 1977 fue parte del jurado de Premio Casa de las América, en La Habana, Cuba.
Fue el alma que ayudo a volar con mayor altura la Poesía Sorprendida en la décadas de los años 40s y 50s.
Fue ella una de las pocas escritoras dominicanas cuya obra intelectual levanto el pendón egregio de la mujer criolla; su voz constituyo un resorte de avance en un medio literario, político, y social predominantemente machista y elitista.
Por su valor de luchadora en ese aspecto y en otros también, es que la consideramos en el parnaso de las letras y las luchas por sus iguales con la misma altura de Salome Ureña de Henríquez y de la fundadora de la organización “Nosotras”, Abigail Mejía, feminista en el lar nativo como en Europa.
Abigail y Aída fueron luchadora por los derechos de las mujeres aun dentro de la dictadura de Trujillo. Estas dos damas prácticamente obligaron (por conveniencia o no) al dictador, a darle el voto a la mujer dominicana en 1942.
Salome Ureña de Henríquez, fue una luchadora intelectual en favor de los mejores intereses de la patria y sus hijos Pedro y Max se opusieron militantemente a la odiosa ocupación norteamericana de 1916 a 1924 y si no hubiera fallecido en 1897 de seguro que hubiera acompañado a su marido e hijos en la lucha por la dignidad de la patria tanto en el lar nativo como en Cuba, México, Estados Unidos, y Europa.
Los poemas de Aída Cartagena Portalatín fueron un grito de cultura, rebeldía y soledad. La prueba está confirmada en estas tres poesías.
“Estación en la Tierra”
“Una mujer está sola”
“La Casa”
Su lucha escritural tenía el norte de situar a la mujer de su época en el verdadero y justo espacio histórico en que debía vivir y que el machismo y la sociedad patriarcal le negaba. Toda su producción literaria ofrece un hondo contenido social.
Es la escritora dominicana más antologada y estudiada de todo el siglo XX.
Y como manifiesto en mi libro “Pedro Henríquez Ureña el Olvidado” que Don Pedro es el más importante de nuestros escritores pero desconocido, también ella como Don Pedro viven olvidados por nuestro pueblo, solo recordados por los pequeños grupúsculos de intelectuales nacionales y de academias a quienes muchas veces ni las flores nativas como las azucenas le huelen.
Obra
Poesía
Víspera del sueño. Santo Domingo: Ediciones de la Poesía Sorprendida, 1944.
Del sueño al mundo. Santo Domingo: Ediciones de la Poesía Sorprendida, 1945.
Mi mundo el mar. Santo Domingo: Editora Stella, 1953.
Una mujer está sola. Santo Domingo: Editora Stella, 1955.
La voz desatada. Santo Domingo: Editora La Nación, 1962.
La tierra escrita. Santo Domingo: Editora Arte y Cine, 1967.
Yania tierra. Santo Domingo: Colección Montesinos, 1981.
En la casa del tiempo. Santo Domingo: Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1984.
Relato breve
Tablero. Santo Domingo: Editora Taller, 1978
Novela
Escalera para Electra. Santo Domingo: Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1970
La tarde en que murió Estefanía. Santo Domingo: Editora Taller, 1983.
Ensayo
Danza, música e instrumentos de los indios de la Española. Santo Domingo: Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1974.
Culturas africanas: rebeldes sin causa. Santo Domingo: Editora Taller, 1986.
Murió en la ciudad de Santo Domingo el 3 de junio de 1994. Y como junio es su mes de nacimiento y despedida le dedicamos estas cuartilla a quien fue una de nuestras grandes.
Poema
Una Mujer está sola. Escrito en 1953
Una mujer está sola. Sola con su estatura.
Con los ojos abiertos. Con los brazos abiertos.
Con el corazón abierto como un silencio ancho.
Espera en la desesperada y desesperante noche
sin perder la esperanza.
Piensa que está en el bajel almirante
con la luz más triste de la creación
Ya izó velas y se dejó llevar por el viento del Norte
con la figura acelerada ante los ojos del amor.
Una mujer está sola. Sujetando con sus sueños sus sueños, los sueños que le restan y todo el cielo de las Antillas.
Seria y callada frente al mundo que es una piedra humana,
móvil, a la deriva, perdido el sentido
de la palabra propia, de su palabra inútil.
Una mujer está sola. Piensa que ahora todo es nada
y nadie dice nada de la fiesta o el luto
de la sangre que salta, de la sangre que corre,
de la sangre que gesta o muere en la muerte.
Nadie se adelanta ofreciéndole un traje
para vestir una voz que desnuda solloza deletreándose.
Una mujer está sola. Siente, y su verdad se ahoga
en pensamientos que traducen lo hermoso de la rosa,
de la estrella, del amor, del hombre y de Dios.
Ramόn Emilio Espínola